Cenar tarde y cáncer
“La comida reposada y la cena paseada”
El refranero suele ser muy sabio, porque incorpora sabiduría popular que se gesta con la observación de determinadas acciones durante generaciones.
Los investigadores han determinado recientemente, que acostarse inmediatamente después de cenar o ingerir alimentos más tarde de las 22 horas puede tener consecuencias muy negativas para la salud si se hace de manera continuada. De hecho, las estadísticas indican que aumenta las posibilidades de padecer cáncer de mama o de próstata.
Las variaciones en los ritmos circadianos (la regulación corporal que ocurre durante el día y la noche), también puede afectar de forma importante a cualquier ser vivo si se mantiene en el tiempo y no se compensa adecuadamente. Una persona sometida a continuos cambios de horario laboral (entre el día y la noche) puede causar estragos en su sistema inmunitario y terminar con un padecimiento importante si no procura equilibrarse de alguna forma.
¿Qué se puede hacer entonces? Tratar de alimentarnos de manera racional y ser conscientes de la sensación negativa que se percibe cuando nos acostamos por la noche con una digestión en su apogeo. Por otra parte, llegar a la cena con hambre excesiva hace que comamos más de lo necesario sin motivo. Una solución es realizar una merienda sana en la que se incluya alguna fruta o yogurt. Esto, además de incluir alimentos recomendables, le permitirá disminuir su necesidad de comer y podrá evitar las cenas copiosas.
Utilice su dispositivo radiónico para programar hábitos saludables como la alimentación sana, los hábitos correctos o el descanso nocturno. Un simple trabajo de armonización energética antes de dormir le permitirá equilibrar el organismo y descansar perfectamente para mantener su salud y sacar más provecho a las horas diurnas.
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