Comer con buenas vibraciones – Parte 1
¿Quiénes somos? Teniendo en cuenta el punto de vista de la radiación, podemos decir que estamos formados por trillones de átomos, que emiten radiación medible.
El investigador André Bovis (1.871-1.947) creó una escala que lleva su nombre (escala Bovis) que permite cuantificar la radiación positiva o negativa de una sustancia, objeto u organismo, a nivel energético. Es posible medir con un péndulo, o con un puntero conectado a un equipo radiónico mediante la placa adherente, señalando este tipo de escala y con la muestra en la placa correspondiente.
De acuerdo a Bovis, los seres humanos que gozan de buena salud vibran entre 6.000 y 7.000 unidades de media. Por otra parte, los que consumen mucha carne, alcohólicos o personas con degeneración física por mala alimentación o causas diversas, pueden rondar los 4.500 a 5.000 unidades.
Si ingerimos alimentos de baja vibración o que son incompatibles con nuestro organismo particular (no a todas las personas les sienta bien un alimento por muy bueno y sano que se considere), terminaremos por disminuir nuestra salud energética. Esto traerá finalmente repercusiones también a nivel físico, más pronto que tarde.
El investigador André Simoneton decía que los microbios y virus vibraban a menos de 6.500 unidades y sólo pueden afectar a los seres humanos cuyo organismo esté por debajo de esa longitud de onda. Esta visión concuerda con el naturista Claude Bernard que decía que “el microbio es nada, el medio es todo”.
Recuerde, que si dispone de un dispositivo radiónico, puntero y tablas Bovis puede medir la carga vibratoria de un alimento y también comprobar si ese alimento le afecta positiva o negativamente.
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