Cómo amplificar su poder mental para acceder a una vida mejor
Se ha hablado mucho de la capacidad del ser humano para superar dificultades y conseguir objetivos vitales. La mayoría de las escuelas de pensamiento orientales y occidentales han enseñado, desde tiempos remotos, que las personas disponemos de aptitudes que van más allá de la posibilidad de razonar. Podemos imaginar. Es decir, podemos establecer en nuestra mente distintos escenarios futuros que nos permiten planificar los pasos necesarios para obtener lo que deseamos.
Según estas escuelas de pensamiento, una vez que tenemos claro los objetivos, nuestra mente tiene la capacidad de establecer “lazos energéticos” con aquello que queremos materializar. Parece que se forma una especie de atracción entre el individuo que tiene claro lo que quiere y el objeto o situación deseados. Si el proceso se realiza de forma adecuada y constante la persona se encamina de manera inconsciente hacia la consecución de sus sueños. Como si la realidad se adaptase a sus deseos. Sean estos una vida mejor, una relación adecuada, el éxito económico o la superación de la enfermedad.
Se han escrito cientos de libros sobre el éxito durante generaciones y todos recogen un plan de acción similar al descrito. Lo más importante es que la mente tiene que mantenerse enfocada en el premio, sintonizada con la finalidad durante todo el proceso. Lo cual suele necesitar dedicación, constancia y una metodología precisa y clara, con muchos matices a tener en cuenta.
Pero también es posible emplear el modelo de desarrollo personal llamado radiónica. A través de un dispositivo especialmente diseñado podemos sintonizar con la esencia de lo que pretendemos hacer realidad. Cada objeto, físico o inmaterial, tiene unas características energéticas que pueden ser parametrizadas. La enfermedad es diferente a la salud, el éxito se percibe de forma distinta que el fracaso, la armonía vibra en oposición a la disonancia. Podemos utilizar los parámetros que se sintonizan en un aparato radiónico para conectar a una persona o grupo de personas a la representación vibratoria de lo que necesitan. En definitiva, “impregnar” metafóricamente al sujeto con la esencia de lo que busca o le conviene en un momento dado. Todo de manera sencilla y precisa. Al alcance de cualquier persona.
Los que se acercan a la radiónica con una perspectiva sensata perciben desde el primer momento que nos encontramos ante un sistema de desarrollo personal poderoso y multifacético. Alejado de cualquier trasnochado sentimiento mágico. Una metodología seria y metódica con múltiples aplicaciones. Un sistema que permite programar objetivos de forma precisa y concreta. Puede centrarse en el individuo, en las circunstancias o en ambas cosas a la vez. Sacar lo mejor de las personas y de su entorno. Más de cien años de experimentación radiónica avalan su eficacia y su amplio campo de utilización. ¿De verdad quiere perderse esta oportunidad de progresar?
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