Cómo usar su dispositivo radiónico para hacer el bien
Uno de los mejores desarrolladores de la aparatología radiónica de mediados del siglo pasado, George de la Warr, en su libro “Matter in the Making”, expresó el concepto del funcionamiento de los dispositivos radiónicos bien constituidos. Según este investigador, existe un entramado energético en el que la posibilidad que buscamos hacer realidad puede ser configurada de alguna manera. Los elementos están ahí y podemos descubrir cuales son, estableciendo una conexión con ellos. Textualmente mencionó que “…. en lo que respecta a la técnica de formar una conexión, el pensamiento del operador (la persona que maneja el dispositivo) es sin duda crucial, pero una vez que hay resonancia, puede dejar de pensar o desconectar su pensamiento. Esto es lo único que puede esperarse, porque el pensamiento funciona en el mundo multidimensional donde todo está mucho más conectado. Si dirigimos nuestro pensamiento a alguien o algo, formamos una conexión con esa persona o cosa, como si fuera una antena”.
A partir de ese pensamiento y conexión, que se realiza mediante un elemento de enlace estructural, junto a las coordenadas que obtenemos o introducimos en el equipo radiónico, podemos focalizar los objetivos que pretendemos materializar. Equilibrar un órgano o sistema, alcanzar una meta o facilitar cambios positivos en la dirección buscada. Los parámetros de conexión se obtienen mediante las pequeñas señales resonantes que se perciben a través de la piel del extremo de los dedos cuando empleamos la placa adherente (un elemento básico del equipo radiónico).
¿Se podría usar un aparato radiónico para generar daño? Muchos especialistas dicen que no, pero otros sostienen que, igual que se puede equilibrar y buscar lo mejor, también se podría emplear para buscar el desequilibrio o lo dañino de manera deliberada. Un instrumento de corte como un cuchillo, puede servir para preparar una nutritiva comida para su familia o emplearse para dañar a otros. Elegir la opción negativa para cualquier instrumento ideado para un fin correcto es subvertir el objetivo inicial y sólo puede traer problemas a quienes van por ese camino. La ley de la causa y efecto (también llamada ley del karma) nos previene de envolvernos en cualquier actividad que busca el mal para los demás.
Cuando empleamos la radiónica para lo que está pensada, es decir, la consecución de objetivos positivos, nos adentramos en actividades que implican equilibrio, recuperación de la salud o felicidad, tanto para nosotros mismos como para los demás. Las conexiones que establecemos son benéficas y por tanto nos impregnamos de ese mismo tipo de vibración. Es otra de las ventajas de utilizar un aparato de radiónica con regularidad. El dispositivo radiónico (o máquina radiónica como popularmente se le denomina) puede ser un escudo protector perfecto contra las influencias negativas, en el ámbito que sea. Va mucho más allá de una simple visualización o deseo, porque puede activar energías perceptibles que nos enriquecen de manera positiva. El uso habitual de un buen dispositivo radiónico facilita que la persona que lo maneja pueda estar constantemente equilibrada a nivel energético, lo que repercute en buen ánimo y un constante flujo de circulación entre chakras y canales de circulación de energía vital. La propia experimentación es la mejor manera de comprobarlo.
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