Efectos colaterales de la crisis sanitaria
La lucha contra el coronavirus está llevando al límite los sistemas sanitarios de todos los países. El colapso de los hospitales es un hecho y hay consecuencias que deben ser tenidas en cuenta por el conjunto de la población.
Los respiradores son algo esencial para aquellas personas cuya gravedad precise de estos aparatos. En el caso de los afectados por coronavirus, puede presentar la diferencia entre vivir o morir. El problema es la escasez de los mismos, así como del material asociado, camas y lugares para atender a tantos pacientes al mismo tiempo.
Pero vayamos algo más allá de la consideración de esta enfermedad contagiosa. La atención que precisa el resto de patologías que pueden necesitar de atención urgente se ve ya afectada y continuará así durante algún tiempo. No cabe la menor duda. Los profesionales y medios sanitarios a disposición de los usuarios son limitados. Por tanto, los infartos, ictus y tratamientos imperiosos habituales no podrán ser tratados con la celeridad que precisan. Tener un accidente grave en estos momentos puede ser mucho más peligroso que antes. Esperar una atención rápida de los servicios de urgencia, incluyendo la respuesta diligente a una llamada de teléfono solicitando asistencia médica, puede ser casi imposible.
Teniendo esto en mente, se hace necesario extremar las precauciones en todo aquello que pueda derivar en incidencias de importancia que necesiten la ayuda de profesionales de la medicina. Esto incluye vigilar nuestro estilo de vida, descanso y alimentación correctas, sobre todo en las personas que actualmente tienen una salud delicada o los que pueden presentar reacciones de intolerancia o alergia importantes.
En radiónica consideramos que la salud vibratoria es la antesala a una buena salud física, incluso que el tratamiento bioenergético puede incidir en un bienestar holístico que facilite el mantenimiento de la salud a todo nivel. Contar con un aliado permanente a nuestra disposición para restablecer cualquier alteración o fortalecer el organismo frente a amenazas externas es ahora, y más que nunca, una ventaja que es bueno considerar.
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