El efecto placebo y la radiónica
Se entiende por efecto placebo al conjunto de efectos positivos derivados de la simple creencia en que determinado remedio, acción, esperanza o fe, repercutirá favorablemente sobre el estado de una persona. Así, si le decimos a alguien que unas simples bolitas de azúcar contienen un potente medicamento, cuando la persona las tome, puede que se sienta mejor. También ocurre exactamente lo contrario. Si a alguien se le convence de que un producto inocuo le hace daño, es probable que este sujeto experimente malestar al consumirlo.
Algunos piensan que los efectos positivos que se observan al utilizar la radiónica tiene que ver con esto. Sin embargo, una mirada atenta a los usos de la radiónica descarta esta posibilidad. Ya hemos comentado que se puede utilizar un dispositivo radiónico con el objetivo de ayudar a otras personas. Estas personas no tienen por qué saber que se utiliza la radiónica con ellas para que perciban mejoría. Lo mismo ocurre cuando realizamos acciones sobre animales o plantas. No podemos convencer a un animal de que estamos haciendo algo que le beneficie mediante la acción radiónica. Mucho menos a una planta. No obstante, podremos comprobar los resultados positivos que se obtienen sobre ellos.
Cuando elevamos la vibración positiva de una estancia, por lo general, las personas que acudan a ese lugar se sentirán más tranquilas y alegres. Es similar a lo que sucede cuando actuamos con radiónica para aumentar la vitalidad energética en alimentos y bebidas. Podemos mejorar el sabor de un vino o incrementar determinados aspectos del mismo. Nadie sabrá que hemos actuado de forma deliberada para potenciar esas posibilidades, sin embargo, sí apreciarán los cambios.
Lo mismo ocurre cuando incidimos sobre circunstancias complejas en las que están envueltas situaciones, personas y posibilidades. Resulta muy interesante observar cómo evolucionan estas circunstancias de manera que nos acerquen a lo que pretendemos equilibrar o mejorar.
Experimentar con radiónica implica comenzar una andadura que nos permite entender que nuestras capacidades como seres humanos van mucho más allá de lo que nos habían enseñado. Entendemos que todos estamos interconectados y que podemos influir positivamente tanto en nuestra propia realidad como en la de otros, mejorando condiciones y aportando nuestro grano de arena no sólo al bienestar personal sino también al global.
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