El increíble remedio contra la tos que asombra por su eficacia
Causa menos perjuicio que las alternativas existentes. No causa daño por resistencia a los antimicrobianos. Se ha utilizado tradicionalmente por generaciones en casi todas las culturas. Además, entre otras cosas, ayuda en la cicatrización de las heridas formando una eficaz barrera contra las infecciones.
Una investigación de la Universidad de Oxford, liderada por H. Abuelgasim y basada en estudios sobre 1.761 personas, determinó que combatir la tos, congestión nasal y molestias o dolor de garganta con miel, puede ser más efectivo que con antihistamínicos, analgésicos, supresores de la tos y expectorantes. Es frecuente que, para las infecciones del tracto respiratorio superior, se prescriban antibióticos, pero esto es inapropiado si las infecciones tienen un origen viral.
La miel es económica, muy accesible y no tiene efectos secundarios. Es una opción muy recomendable a medicamentos no adecuados. Según los estudios mencionados, los síntomas descritos más arriba desaparecieron en las personas que utilizaron miel, entre uno y dos días antes que con los supresores de la tos habituales. Puede tomar una pequeña cucharadita antes de acostarse para reducir la tos nocturna y dormir mejor. También se puede emplear como expectorante junto a la cebolla. Para esto último, pique una cebolla pequeña en trocitos (mejor una de tipo morado por ser más rica en quercetina). Mezcle la cebolla picada con tres cucharaditas de miel e introdúzcalas en un tarro de cristal. Cierre la tapa y deje reposar durante doce horas. Después, cuele la mezcla y traspásela a un tarro limpio. Tres cucharaditas del jarabe obtenido mejorarán la inflamación de garganta y permitirá abrir los bronquios (guarde el jarabe obtenido en la nevera un máximo de cuatro a cinco días).
Si desea utilizar la miel como alternativa a los remedios artificiales, recuerde que debe emplear una miel completamente natural, no adulterada o conseguida mediante tratamientos industriales. La forma más habitual de saber si se trata de miel pura es vertiendo una pequeña cucharadita en un vaso de agua. La miel será pura si hace grumos y llega al fondo del vaso. También puede poner una pizca de miel en un dedo. Si es natural, no se caerá. La adulterada se derramará por su menor viscosidad. Una última prueba es coger un poco de algodón y cubrirlo de miel. Después, con precaución, prenda el algodón utilizando una cerilla o encendedor. Si se enciende, la miel es pura, ya que se trata de un producto inflamable.
La miel natural, generalmente está certificada y tiene un precio algo superior que merece la pena abonar para disponer de un producto con muchísimas propiedades. Una de las mejores y más reconocidas mieles del mundo es la llamada miel de Manuka por su alto componente de metilglioxal (MGO). Este es un elemento antibacteriano que, en otras mieles naturales, está mucho menos presente. Se produce habitualmente en Nueva Zelanda y está considerada como “excepcional” según la mayoría de los expertos.
Utilizando la radiónica podemos emplear la miel colocando una pequeña porción de ella sobre la placa TREND y una fotografía de cualquier pequeña lesión cutánea sobre la placa TARGET (siguiendo el procedimiento habitual). Este tipo de experiencias sencillas puede mostrar la eficacia de una simple solución de tipo vibratorio.
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