El ser humano y su capacidad natural de percepción extrasensorial
El término “Radiestesia” fue acuñado por el abad Bouly, que se señala por los expertos como un investigador renombrado en este campo en la primera mitad del siglo XX. El nombre Radiestesia tiene su origen en la capacidad del ser humano para percibir radiaciones. En la actualidad diríamos que es la capacidad para percibir distintas formas de vibración. La Radiestesia está emparentada con la radiónica porque se basa en la utilización de instrumentos sencillos (como el péndulo) para percibir diferencias en los estados de la materia o los organismos vivos. Un radiestesista entrenado puede ser capaz de localizar agua mediante un simple péndulo o trastornos físicos en las personas.
El abad Bouly, sostenía que todos los seres humanos tenemos la capacidad de percepción para realizar este tipo de indagaciones. Sólo se necesita un medio para transformar las percepciones subjetivas a algo más susceptible de ser medido o estructurado. El péndulo y sus gráficos sería un medio para ello. La radiónica y sus aparatos sería otro diferente. Este último mucho más fácil de dominar en un breve lapso de tiempo.
Las tribus primitivas encontraban en el medio donde se desarrollaban diferentes platas y elementos naturales que les servían para curarse y alimentarse. No siempre era el sistema de ensayo y error la forma utilizada para averiguar la idoneidad de un remedio. Había otras formas relacionadas con la utilización de la percepción extrasensorial.
La prueba de esto se menciona en un libro sobre radiónica donde se cuenta que en Bali algunos chamanes encuentran remedios eficaces cuyo uso es luego refrendado por expertos en farmacia. El terapeuta se relaja y, entrando en un estado meditativo, mira una planta. Después procede a imaginarse que la planta viaja a través de su organismo, hasta que percibe una especie de resonancia cuando encuentra el órgano con el cual vibra positivamente. Es un sistema de radiestesia o radiónica mental que precisa concentración, iniciación y práctica. La ventaja es que no necesita de ningún elemento externo que le sirva de ayuda en la búsqueda.
Los seres humanos con menos tiempo, también tenemos la capacidad de percibir y conectarnos con las diferentes vibraciones presentes en nuestro entorno. La radiónica y sus aparatos persiguen este objetivo de manera que sea sumamente sencillo lograrlo. No se trata de nada mágico ni oculto. Cualquier persona puede hacerlo.
Cuando somos capaces de conectarnos a las vibraciones de otras personas, pensamientos, situaciones o seres vivos, las posibilidades de retroalimentación, equilibrado, acción, reacción e influencia en nuestro entorno se disparan significativamente y de forma muy positiva. Las personas que utilizan de forma activa la radiónica lo saben y lo aprecian. Descubrir que podemos ir mucho más allá es siempre una experiencia gratificante.
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