El veneno moderno más consumido. Cómo evitarlo en lo posible.
Con sólo 6 gramos diarios suministrados a un niño de 6 años, durante varios meses, se observan alteraciones óseas negativas. En los adultos la ingesta habitual provoca problemas de memoria, descontrol de emociones, alteraciones en la percepción y el sueño, falta de concentración, ansiedad, negatividad, hígado graso, problemas en los riñones y propensión al Alzheimer. También produce obesidad, infartos cardiacos, infartos cerebrales, problemas de estómago, osteoporosis, mala circulación, bloqueo de arterias, caries y desarreglos del páncreas y la insulina. Hablamos del azúcar. Un alimento dañino omnipresente en la alimentación actual y que debería preocupar a cualquier persona interesada en mantener una buena salud.
La OMS recomienda un máximo de 50 gramos diarios, pero se apunta a que lo ideal para un adulto sería no sobrepasar los 25 gramos. Sin embargo, la media de consumo está entre 110 y 150 en los países desarrollados (incluso más en algunos de ellos). Ya hemos hablado en este blog de lo dañina y adictiva que resulta esta sustancia, pero creemos que resulta muy importante advertir a nuestros lectores del perjuicio que se puede producir por su consumo a todo nivel. Más arriba hemos relacionado sólo algunos de los efectos negativos más inmediatos por su consumo a nivel físico, pero añadiremos ahora que, a nivel energético puede restar entre un 5 y un 7 % de vitalidad a la persona que la ingiere, lo cual es muchísimo para un solo alimento.
Para metabolizar la sacarosa o azúcar blanco, es necesario la acción de las vitaminas del grupo B. Teniendo en cuenta que esta vitamina se ingiere escasamente, resulta que un porcentaje importante de la población sufre de falta de vitaminas de este grupo agravada por la ingestión excesiva de azúcar.
Es interesante visionar documentales antiguos de jóvenes de entre 14 y 17 años realizando ejercicios en escuelas privadas de Estados Unidos y Europa antes de la II Guerra Mundial, para observar cuerpos fibrosos y sanos muy diferentes de los que hoy existen en esa franja de edad. El consumo excesivo de productos azucarados en la alimentación moderna es la causa principal de esas diferencias notables. Cada vez hay más jóvenes y adultos obesos como consecuencia de una alimentación rica en azúcar y grasas que desestabilizan el organismo.
Emplear edulcorantes artificiales no es la solución, sino que la agrava por la problemática añadida de estos productos y sus efectos extraordinariamente negativos a todo nivel. Queda por tanto un consumo responsable, la educación del paladar y la desintoxicación del organismo para evitar en los posible el efecto del síndrome de abstinencia que se produce cuando se comienza a evitar el azúcar. Equilibrarse a nivel energético utilizando la radiónica es una buena opción, además de acelerar la educación del paladar y la desintoxicación empleando un equipo adecuado. Le resultará mucho más sencillo y rápido. Haga la prueba.
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