¿Está su cerebro en contra de usted?
A veces nuestro peor enemigo está dentro de nosotros. El cerebro está diseñado para resguardarnos de aquello que puede ser negativo para la supervivencia. El miedo es la emoción o mecanismo que se genera para ayudarnos a superar una situación de peligro. La zona del cerebro que se encarga de gestionar lo que llamamos miedo es el cuerpo amigdalino o amígdala. Forma parte del sistema límbico y su función principal es el procesamiento y posterior almacenamiento de las reacciones emocionales. Envía proyecciones al hipotálamo para incrementar aquellos reflejos implicados en la vigilancia, huida o paralización.
El miedo nos protege de aquello que resulta desconocido o que implica un desafío demasiado grande para ser abordado sin ningún tipo de protección y/o preparación. Sin embargo, muchas veces el miedo deja de ser una herramienta que se activa en nuestro interior como respuesta al verdadero peligro y se convierte en un enemigo que se instala sin permiso y de manera permanente para entorpecer nuestra vida diaria.
En la actualidad, el miedo es un factor que ha medrado en la mayoría de las personas. Las noticias tan negativas que sirven a los periódicos para vender y a los dirigentes para someter a la población están haciendo mella en la sociedad.
Muchos prefieren vivir vidas de segunda clase antes que enfrentarse a los problemas y realizar cambios que los lleven a alcanzar metas o materializar lo que desean. Toda acción tiene una reacción. La inmovilidad no es sólo pasividad. Es una forma de acción negativa porque no produce nada, mientras el mundo se mueve y generalmente genera resultados que no benefician a quien se mantiene estático. Pensar que las cosas se arreglarán sin hacer nada implica una mentalidad infantil, que sólo perpetua el sufrimiento y generalmente lo empeora.
¿Cómo podemos superar el miedo? Una forma es mejorar nuestra autoestima. Cuando nos sentimos capaces, incrementamos nuestra seguridad. Si aumentamos nuestra seguridad, tendremos más energía para afrontar las dificultades. Las dificultades parecen generalmente mayores cuando nos creemos débiles y por supuesto, todo se ve dependiendo del color de las gafas que nos pongamos. Todo cambio implica un esfuerzo, sea menor o mayor. Si queremos obtener algo, tendremos que estar dispuestos a movernos en la dirección correcta.
Pregúntese ¿Cuál es exactamente la situación que quiero arreglar? ¿Qué han hecho otros para superar una situación como la mía? ¿Puedo inspirarme en el ejemplo de otras personas para solucionar o superar el problema que tengo frente a mí? ¿Por dónde voy a comenzar mi camino?
Una vez que se haya hecho estas preguntas, debe empezar a moverse. Recabar información, meditar de una manera proactiva sobre la solución que necesita, consultar a sujetos con experiencia y capacidad, elaborar un plan y comenzar a ejecutarlo. No se preocupe de que su hoja de ruta no sea perfecta. Bastará conque sea razonable en principio. Después la irá modificando y mejorando en función de los acontecimientos y la experiencia que obtenga. Dispóngase a ser flexible. Visualice lo que quiere conseguir o el destino final que quiere alcanzar. Conéctese de alguna manera a su meta para que los acontecimientos empiecen a encajar con el objetivo que tiene en mente.
Si cree que su vida está frenada de alguna manera, puede que el miedo sea el responsable de su situación actual. Considere esto: El miedo no es una opción. Medite sobre ello y permítase la oportunidad de cambiar. Usted se lo merece.
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