La ansiedad, un trastorno en aumento. Cómo controlarla
La agitación de la vida moderna, las dificultades para conciliar el trabajo con la familia, los problemas económicos y las relaciones difíciles son las principales causas del aumento de este trastorno. La ansiedad aparece cuando la persona se siente desbordada por lo que le acontece o considera que es incapaz de hacer frente a múltiples frentes que se le abren por diversas causas. En psicología se considera que cuando los estímulos (o situaciones que demandan atención) superan la capacidad habitual de respuesta de un sujeto, esto puede provocar una respuesta intensa que interfiere con el funcionamiento cotidiano. Generalmente disminuye el rendimiento personal, al tiempo que causa desasosiego y síntomas físicos y psicológicos de carácter negativo.
Cuando los mecanismos naturales de respuesta de un ser humano se mantienen excitados durante mucho tiempo, el equilibrio mental y orgánico se trastoca, desembocando en un trastorno psicológico. El trastorno de ansiedad puede derivar en consecuencias indeseables, desde simple nerviosismo a situaciones más duras como el miedo, los episodios de pánico o la depresión. Puede ser un proceso paulatino o súbito tras un evento especialmente duro.
La ansiedad también puede causar trastornos orgánicos como el aumento del colesterol y los triglicéridos. De hecho, hay personas a las que les cuesta disminuir la cantidad de grasa dañina en la sangre precisamente porque padecen una continua ansiedad generalizada.
Cada vez más personas recurren a los ansiolíticos como medio fácil de disminuir la ansiedad, sin embargo, estos medicamentos pueden presentar efectos secundarios. Crean tolerancia (cada vez hace falta tomar más para conseguir lo mismo), “enganchan” como ciertas drogas, pueden debilitar y también causar somnolencia o letargo en cierto grado. En cualquier caso, siempre afectan al cerebro y a distintas partes del organismo en mayor o menor medida.
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