La “biocomunicación”, una asombrosa interacción energética
En el libro Strange Secrets (Secretos Extraños) de los autores Nick Redfern y Andy Roberts, se recoge una faceta poco conocida de la comunicación no física entre seres vivos.
Esta interesante obra muestra cómo la llamada percepción extrasensorial que muchas personas relacionan con capacidades extraordinarias que sólo determinados sujetos poseen, es absolutamente común entre los seres vivos. Todos somos capaces de percibir más de lo que creemos y simplemente se trata de aprender a decodificar las sensaciones que recibimos a diario.
La mayoría de las personas somos permeables a estados de ánimo o estados físicos cambiantes que, muy a menudo, no tienen un fundamento circunscrito al propio cuerpo. Según estos autores podemos percibir y reflejar lo que ocurre en determinados ambientes o lo que otras personas sienten o experimentan. Dependiendo del mayor o menor grado de desarrollo de nuestra sensibilidad hacia lo que nos rodea podremos ser capaces de identificar lo que ocurre a nuestro alrededor. Incluso detectar señales a miles de kilómetros de distancia si nos concentramos adecuadamente.
Redfern y Roberts mencionan en su libro las investigaciones llevadas a cabo en la década de los años cincuenta del pasado siglo por el desaparecido doctor ruso Pavel Naumov. Según las investigaciones documentadas de estos autores, se separó a un conejo hembra de sus crías. La primera permaneció en una estación militar mientras las crías fueron trasladadas a cientos de kilómetros de distancia a un submarino bajo el mar. En el momento en que las crías fueron sacrificadas, la madre mostró reacciones de alteración cerebral mediante electrodos colocados en el cerebro. Al parecer este experimento fue repetido con distintas especies con resultados similares. Para los soviéticos, el fenómeno está relacionado con fenómenos de comunicación vibratoria que aún precisa de mayor investigación.
La teoría radiónica explica que estas capacidades perceptivas son inherentes también a los seres humanos y que no hay nada de extraño o inusual en ellas. De hecho, mediante la placa adherente de un circuito radiónico podemos ser capaces de detectar información relacionada con otra persona o personas. Esta información puede servirnos para conocer diferentes estados (a nivel vibratorio) y actuar en consecuencia para trabajar diversos objetivos positivos (mejora de estado funcional, terapia y desarrollo personal, por ejemplo). Esta faceta experimental y sus interesantes aplicaciones pueden ser llevadas a la práctica de forma sencilla y rápida. Y es que, la experimentación radiónica, puede resultar muy interesante para cualquier persona curiosa y de mentalidad abierta.
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