La fuerza de voluntad. Su importancia y cómo fortalecerla
El origen de la palabra voluntad proviene vocablo latino “voluntas” y su significado básico tiene que ver con la capacidad de los seres humanos para realizar acciones de manera intencionada. Es una facultad muy importante ya que posibilita gobernar nuestros actos, decidir con entera libertad lo que queremos y llevar a cabo un tipo de conducta determinado y dirigido hacia un fin.
La voluntad actúa de dos formas. Una primaria o sencilla, que simplemente hace que nos movamos libremente hacia una acción. Por ejemplo, decidimos que una noche vamos a cenar con nuestra pareja o con alguien con quien queramos compartir un rato de ocio. Actuamos voluntariamente, es decir con libertad, pero dirigiéndonos hacia algo que queremos o al menos no nos supone un esfuerzo especial.
La segunda manera implica también una elección u obligación, pero generalmente requiere un esfuerzo consciente para realizar la acción. Por ejemplo, decidimos estudiar una materia porque sabemos que nos conviene, pero eso requiere que dejemos de emplear tiempo en ocio o tengamos que esforzarnos por asimilar y memorizar. Otro ejemplo sería dejar de comer alimentos apetitosos que no nos convienen y sustituirlos por otros menos deliciosos pero que ayudan a mantener o mejorar la salud. Seguir una dieta, abandonar un hábito perjudicial como el fumar u obligarnos a ir al gimnasio tres veces por semana implica ejercer nuestra voluntad por encima de recompensas a corto plazo, como seguir haciendo lo que sabemos que nos perjudica pero nos causa placer inmediato.
La fuerza de voluntad es una de las características de las personas que triunfan en cualquier campo. Aporta el ingrediente esencial para realizar acciones contrarias a los deseos que nos distraen, a cambio de recompensas mayores y generalmente mucho más satisfacientes. Todos los seres humanos que han conseguido alcanzar metas, han tenido que hacer uso de fuerza de voluntad en algunos o muchos momentos de su vida.
La buena noticia es que la fuerza de voluntad puede ejercitarse y también fortalecerse. Es como un músculo que se desarrolla con el uso. Si pensamos que nuestra fuerza de voluntad es escasa, podemos realizar pequeños ejercicios para mejorar su bueno tono. Por ejemplo, proponernos caminar 3 kilómetros pase lo que pase, un día determinado de la semana. Aprender el significado de veinte nuevas palabras en un idioma extranjero cada siete días o leer un determinado libro en un mes. También podemos realizar buenas acciones al tiempo que fortalecemos nuestra voluntad. Por ejemplo, visitar a una persona mayor, frente a cualquier contratiempo, un día determinado. Hacer un trabajo gratis para un colectivo desfavorecido en un momento escogido o realizar la compra a una persona enferma que precise colaboración.
La radiónica también puede ayudarnos a fortalecer nuestra voluntad en general o en un campo concreto en particular. Quizá comprobemos como somos personas voluntariosas en determinados aspectos, pero necesitamos mejorar en otros. La programación de nuestro dispositivo radiónico para incrementar nuestra fuerza de voluntad hacia algo que nos cuesta un esfuerzo mayor, puede significar un gran avance hacia una meta que deseamos alcanzar y que precisa de nuestra plena atención. Podemos transformar lo que nos resulta tedioso en algo que suscita nuestro interés, incrementar nuestro foco de atención hacia una determinada dirección o simplemente aumentar nuestro deseo y capacidad para llevar a cabo un determinado trabajo. Recuerde que hay mil formas de emplear la radiónica para mejorar su vida. No deje de experimentar y descubrir. Realmente merece la pena comprobarlo.
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