Las figuras geométricas y su utilización con la radiónica
Belizal y Chaumery fueron dos investigadores muy conocidos en el campo de la radiestesia. Llegaron a conclusiones de mucho interés sobre el efecto que ejercen determinadas formas geométricas en el entorno. Según ellos y muchos otros que verificaron experimentalmente estos conceptos, los objetos parecen emitir un determinado tipo de vibración sutil. Esta vibración puede ser benéfica o dañina para los seres vivos por su propia naturaleza. Son las llamadas ondas de forma. Se habla extensamente sobre este tema en el libro “Ondas de Vida, ondas de Muerte”.
Las personas que en la antigüedad construyeron algunos dólmenes o levantaban menhires tenían nociones de estas ondas de forma y sus efectos. Sabían que se puede modificar la radiación negativa de ciertos terrenos empleando figuras geométricas o posicionando rocas sobre puntos concretos de estos terrenos. Es lo que se ha llegado a llamar “acupuntura de la tierra”. Si le interesa el tema, puede acudir a libros sobre radiestesia que tratan con más profundidad el empleo del péndulo y varillas de radiestesia para localizar tanto las zonas patógenas de un terreno como los lugares donde se pueden colocar figuras geométricas neutralizadoras.
Generalmente las figuras geométricas armónicas suelen corresponder a polígonos regulares, que son aquellos que tienen todos sus lados y ángulos iguales. Dentro de estas figuras, algunas presentan una emisión vibratoria neutra y otras ofrecen una radiación sutil positiva. Las figuras geométricas irregulares suelen presentar características que restan vitalidad al entorno y los seres vivos, aunque dependerá de diversos factores a considerar en cada caso concreto.
¿Cómo emplear las figuras geométricas en radiónica? Sencillamente podemos comprobar si un determinado objeto geométrico aporta vitalidad a una persona o ser vivo con el que trabajemos. Siguiendo la metodología radiónica, primero se mide la vitalidad del sujeto con el que estemos experimentando mediante el dispositivo radiónico. Después se incorpora la figura que estemos estudiando y se comprueba si el sujeto aumenta o disminuye su vitalidad. Si aumenta, nos encontramos ante una onda de forma positiva o potenciadora. Si disminuye, tendremos una onda de forma negativa, que será conveniente evitar.
Las ondas de forma positivas pueden emplearse de forma terapéutica, a nivel vibratorio, para incrementar el bienestar de manera general o específico. Utilizando el enlace estructural como conexión, simplemente se coloca el objeto que genera la onda de forma positiva sobre la placa de entrada del dispositivo, durante el tiempo que se establezca como necesario (minutos u horas) para incidir sobre el sujeto con el que se trabaje. Es una manera rápida y sencilla de mejora que recomendamos utilizar por su simplicidad y efectividad.
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