Las partículas subatómicas. ¿Qué hacen cuando nadie las ve?
En este blog hemos comentado anteriormente sobre cómo la mente del observador puede influir en la forma de comportamiento de las partículas subatómicas. Esto está corroborado científicamente desde hace un siglo y puede confirmar lo que ya se suponía desde muy antiguo: Que el ser humano puede influir en su realidad para construirla y modificarla.
Una de las ideas básicas de la física cuántica es que determinadas partículas pueden existir como partícula o como onda, pero que no se muestran de una forma u otra hasta que son observadas.
Ahora, investigadores de la Universidad de Cambridge se han propuesto ver lo que hacen estas partículas mientras nadie las dirige. Experimentos previos parecen demostrar que las partículas podrían interactuar de forma extraordinaria, por ejemplo, funcionar como si estuviesen en dos sitios al mismo tiempo. Lo que no queda duda es que sí tienen algún tipo de actividad relacionada con el entorno.
En radiónica (y en otras corrientes teóricas sobre el funcionamiento de la materia) se considera que podemos influir sobre el mundo físico a través de su armazón energético. El operador radiónico busca establecer coordenadas alfanuméricas a través de dispositivos, con el objetivo de representar gráficamente determinadas situaciones e interactuar con la posibilidad de modificar la realidad en una dirección concreta.
¿Qué ocurre cuando no hacemos nada por construir nuestra propia realidad? Sencillamente que estaremos disponibles para ser utilizados en las realidades de los demás sin otro tipo de propósito propio. Nuestra vida será un compás de espera hasta la próxima acción volitiva de aquellos que necesiten de nuestra energía, esfuerzo y capacidades.
Ser conscientes de este estado tan común en nuestro tiempo (forma pasiva de vivir), puede ayudarnos a despertar y tomar los mandos de nuestra existencia. Este es el primer paso: Todos nosotros somos capaces de ejercer acciones que nos lleven a una vida mejor. Podemos hacerlo desde abajo hacia arriba (realizar acciones físicas con el objetivo de modificar la estructura vibratoria), desde arriba hacia abajo (realizar acciones energéticas con el objetivo de modificar la realidad física) o mejor todavía, hacerlo de ambas formas y acelerar de forma extraordinaria los resultados.
Cuando nos proponemos realizar cambios, comenzamos a movernos a nivel energético. El simple deseo firme representa la chispa inicial de cualquier acción física. Sin embargo, esa fuerza impulsora inicial necesita constancia para desbloquear lo que se ha enquistado por desatención o acciones equivocadas durante mucho tiempo. Un equipo radiónico nos puede ayudar a enfocar correctamente, a “conectamos” a aquello que buscamos manifestar, a dirigir la energía de forma concentrada y a establecer los parámetros correctos de acción con resultados que pueden llegar a ser sorprendentes.
La ciencia confirma que la realidad puede ser modificada. Queda en sus manos atreverse a transformarla o continuar en la inacción. Si desea un futuro mejor, la aventura del cambio puede hacer que su vida adquiera un valor aumentado y unas posibilidades estimulantes. Busque lo mejor y disfrute con la experiencia.
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