Magnetismo terrestre, cambios atmosféricos y bienestar
Todo el mundo ha percibido alguna vez cómo los cambios atmosféricos inciden sobre el organismo humano. Las personas mayores advierten muy rápido cuando va a cambiar el tiempo porque sus dolencias suelen agravarse.
Quien ha sufrido alguna lesión importante que haya dejado huella, sabe que las molestias aparecen de manera marcada en días nublados o ventosos. También cuando surge una tormenta. Todo esto es debido a los cambios electromagnéticos. Estas alteraciones pueden darse por modificaciones atmosféricas o terrestres (telúricos).
El organismo humano conforma diferentes circuitos eléctricos que se ven afectados por los cambios bruscos en las condiciones externas, aunque estas no sean visibles. Los campos magnéticos surgen de los flujos de iones, los electrones y átomos con carga. Cuando las fuerzas magnéticas mayores cambian su dirección, se modifican también la dirección de los flujos de átomos y partículas de los que estamos constituidos. Todos los seres vivos, incluidos los humanos, estamos hechos de la misma materia básica.
De todos los sistemas del cuerpo, el que se ve más afectado por los cambios de las condiciones geomagnéticas solares y terrestres, es el del corazón. De hecho, en personas susceptibles, una tormenta geomagnética puede provocar un ataque cardíaco.
Por otra parte, los cambios en la presión atmosférica también inciden sobre otros sistemas corporales provocando molestias, dolores de cabeza o incrementando los problemas relacionados con el reuma, por nombrar sólo unos pocos.
Muchas personas, también se ven afectadas por los campos electromagnéticos generados por estaciones de emisión de radiofrecuencias, redes de datos, wifis y otras instalaciones de comunicación.
Las sugerencias que se ofrecen para evitar la alta contaminación electromagnética presente en el ambiente moderno actual pasan por:
– Evitar la cercanía a los edificios donde existan antenas de telecomunicaciones
– Usar los móviles con moderación
– Evitar la colocación de microondas, cocinas de inducción, hornos o incluso lavadoras en estancias contiguas a los dormitorios
– No colocar aparatos eléctricos en la mesita de noche
– Limitar el uso de zapatos con suela aislante, por las cargas de electricidad estática que se producen
– Comprobar que la instalación eléctrica del hogar no está sobrecargada o pasa cerca de la cabecera de la cama.
Una opción sencilla y que merece la pena considera son las tarjetas ARE X Portable (Bienestar General y Protección Energética). Estos dispositivos de pequeño tamaño están diseñados para incidir positivamente en las alteraciones vibratorias, emitiendo señales cuyo objetivo es reequilibrar de manera constante las disfunciones que se producen tanto por razones naturales como artificiales.
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