Nuestra conexión con lo que nos rodea. Cómo mejorarla mediante frecuencias determinadas.
En 1931 un investigador llamado Winfried Otto Schumann realizó un profundo estudio matemático que concluyó con el hallazgo de una resonancia magnética que existía entre la ionosfera y la superficie terrestre. Esta resonancia se estableció años más tarde en una frecuencia de 7,83 Hertzios en su máxima intensidad por otro investigador llamado Herber Koning. Nicola Tesla el brillante inventor ya había hecho observaciones sobre esta resonancia y la utilizó en sus esquemas de transmisiones de energía y comunicaciones inalámbricas. Tesla cifró esta resonancia en 10,00 Hertzios y aunque no es la intensidad mayor, sí que es una frecuencia cuya importancia es sobresaliente en muchos aspectos relacionados.
En cualquiera de los casos, tanto una resonancia como la otra parecen incidir en los procesos vitales de los seres humanos y en el mantenimiento de la salud. La conexión más importante tiene que ver con la frecuencia 7,83 que es la que resuena con la glándula pineal, situada en el centro del cerebro y encargada entre otras funciones de segregar las hormonas melatonina y dimetiltriptamina. En cuanto a los 10 Hertzios, esta es la frecuencia en que los seres humanos alcanzamos los mejores rendimientos de nuestro cerebro. Es la frecuencia de la genialidad, donde las personas podemos alcanzar las llamadas experiencias de “fluir” con el entorno, con la actividad que estemos realizando o en relación a otras personas. Cuando nuestro cerebro vibra en esa frecuencia aprendemos con facilidad, mostramos altos grados de concentración consciente, somos capaces de lograr estados de paz mental y al mismo tiempo incidimos en mejoría física en todos los órdenes, logrando la reparación de nuestro organismo y la curación de numerosas enfermedades según innumerables estudios.
En los dispositivos radiónicos avanzados, el operador dispone de diales que fijan la frecuencia de generación de energía sutil de forma manual o forma prefijada. Las frecuencias de 7,83 y 10 ciclos son especialmente empleadas para múltiples acciones relacionadas con el aprendizaje, los procesos de acción sanadora o la mejora de los rendimientos cerebrales, con resultados que a veces son sencillamente espectaculares. También se pueden emplear para establecer conexión consciente con otras personas y ayudarles a mejorar no sólo sus procesos físicos y mentales, sino también otros aspectos relativos a sus relaciones con el entorno. De esta manera, la influencia positiva ejercida mediante un equipo radiónico puede llegar a cotas insospechadas.
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