Radiónica, plantas y agricultura. Sus asombrosos usos
Una de las facetas más interesantes de la Radiónica tiene que ver con su uso en relación a las plantas. De hecho, siempre recomendamos que, en la fase de experimentación de los recién llegados a este interesante sistema de mejora personal, se haga algún trabajo sobre ellas para comprobar cómo responden positivamente a la misma (se puede trabajar sobre lo que haya sembrado en una simple maceta directamente o indirectamente a través del agua con que se riega, por ejemplo). Es una de las maneras más certeras de verificar que los efectos de la radiónica no obedecen a un efecto placebo.
De los investigadores en radiónica que más trabajaron en agricultura, destacaremos al Dr. T. Galen Hieronymus. Este curioso investigador comenzó mejorando los circuitos radiónicos que hasta la fecha se habían desarrollado, añadiendo elementos que mejoraban la detección de anomalías y la emisión de vibraciones correctoras. Se dio cuenta de que la palabra “radiónica” despertaba la atención de muchos sectores gubernamentales de la época en los Estados Unidos de forma negativa, así que patentó su aparato radiónico como un “detector de emanaciones de materiales y medidas de volumen”, lo que le permitió que su aparato fuese aceptado por la oficina de patentes sin mayor problema.
Su dispositivo se conoció coloquialmente como la “Máquina de Hieronymus” y se distribuyó ampliamente durante la segunda mitad del siglo XX en USA. Inicialmente se comercializó entre médicos, quiroprácticos y profesionales de la medicina alternativa. Los resultados fueron tan buenos, que la Food and Drug Administration objetó que no podía utilizarse para tratamientos en humanos por no haberse diseñado específicamente para ese objetivo. Como siempre, se volvió a acusar a la radiónica de “charlatanería” (acusación que continua hasta nuestros días en algunos medios). El dispositivo comenzó a utilizarse más extensamente en el ámbito de la agricultura, consiguiendo extenso reconocimiento por sus excelentes aplicaciones.
Es interesante que el Dr. T. Galen Hieronymus mostró cómo se podían controlar plagas actuando directamente sobre los insectos y microorganismos que dañaban a las plantas. No obstante, lo mejor vino más tarde cuando constató que si se equilibraba una plantación o un terreno correctamente, la plaga se desvanecía o ni siquiera llegaba a aparecer. Esta misma idea es la que subyace cuando se utiliza el equilibrado vibratorio como medio para promover el bienestar a todo nivel en personas o cualquier ser vivo.
Se puede trabajar sobre semillas para aportarles vitalidad o sobre tierras para equilibrarlas con la vibración de determinados nutrientes. Para eso, hay que determinar primero las carencias y después aplicar el elemento que se precisa en cada caso.
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