Radiónica y los modelos de Chaumery y Belizal
La radiónica y la radiestesia siempre han estado emparentadas. Ambos sistemas trabajan con patrones de energía sutil que tienen repercusiones en el mundo físico. La primera utiliza aparatos diversos para detectar, modificar, amplificar y dirigir la energía. La segunda emplea péndulos, varillas y otros elementos con intenciones parecidas. La persona que utiliza cualquiera de estas metodologías dispone de herramientas muy efectivas y útiles para la vida diaria.
La radiestesia suele utilizarse, en su vertiente más conocida, para localizar aguas subterráneas y establecer lugares donde perforar pozos. Pero también se emplea para otros objetivos diversos que incluyen terapias y utilización de las llamadas ondas de forma, generalmente generadas por patrones geométricos. Aunque parece sencillo emplear un péndulo, lo difícil es adquirir el entrenamiento para hacerlo de manera efectiva y conseguir rendimientos visibles.
La radiónica tiene múltiples aplicaciones, con la ventaja de que es muy fácil de utilizar. Los resultados se pueden apreciar con rapidez y es posible establecer parámetros comparativos de forma simple. Además, aunque los aparatos de radiónica se pueden emplear manualmente, es posible automatizar la operativa empleando programas sencillos de ordenador como elemento accesorio. Por otra parte, el elemento esencial de un aparato de radiónica, la placa detectora o placa adherente, puede ser empleada por cualquiera tras unos minutos de práctica.
Chaumery y Belizal fueron dos ingenieros franceses que estudiaron la influencia de los patrones geométricos en las estructuras orgánicas en general y en el organismo humano en particular. Investigaron las posibilidades de la radiestesia y desarrollaron formas planas y tridimensionales que permitían interactuar con el entorno y los seres vivos de forma positiva. Establecieron las potencialidades de la radiación de los colores como elemento terapéutico correctivo y dinamizador. También el uso de modelos estructurales armónicos generadores de las llamadas ondas de forma benéficas.
Los antiguos ya se dieron cuenta de que determinadas formas geométricas beneficiaban tanto a plantas como a animales y también humanos. Llamaron a estas configuraciones simétricas y matemáticas, geometría sagrada, y las colocaron de forma abundante en centros de oración y peregrinaje con el objetivo de hacer que las personas se sintieran vitalizadas en su presencia. No es casualidad que podamos verlas en catedrales y lugares asociados a diversas religiones en todos los lugares del mundo.
La radiónica, en su vertiente de transmisión vibratoria, puede emplear tanto el color como las ondas de forma. Es muy sencillo hacerlo para generar estados positivos y armónicos que permitan recuperar el bienestar o incidir sobre distintos objetivos.
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