Reactivos en radiónica
En radiónica es común el uso de estructuras geométricas para producir cambios positivos en organismos vivos que son expuestos a la vibración de estas configuraciones.
¿Qué quiere decir esto y qué significa en la práctica? Los seguidores de este blog de radiónica ya habrán leído que a través de un auténtico circuito radiónico bien configurado podemos transferir información de reequilibrio. Un organismo sano está equilibrado. El organismo enfermo no lo está. La teoría radiónica y los conceptos en los que se basa la bioenergética indican que el desequilibrio en un sistema completo (como el organismo humano) o en uno de sus subsistemas (sistema digestivo, por ejemplo) puede implicar que se produzca una enfermedad. Si revertimos el desequilibrio, podremos actuar para revertir igualmente la manifestación de una dolencia, siempre que el desarreglo no sea ya irreversible.
A nivel de estructuras vibratorias hay orden. Un orden matemático que se refleja en la disposición de las partículas que lo componen. Los condicionantes externos (patógenos, alteraciones psicológicas, exposición a productos dañinos, fallos orgánicos, etc.) alteran este orden, lo que conlleva a un desarreglo de base que se refleja, a nivel físico, con la enfermedad.
Si lo pensamos detenidamente, un medicamento se introduce en un organismo con la intención de que su estructura profunda haga reaccionar a los receptores a los que se dirige, como lo haría una llave con la estructura física adecuada para abrir una cerradura. La llave contiene lo necesario para complementar una estructura y esto permite que la cerradura cumpla con su papel de abrirse.
La información vibratoria que contiene una configuración geométrica produce respuestas que generan cambios. Son las llamadas “ondas de forma”. Si todo está en orden la influencia de la vibración es neutra. Si hay desequilibrio, la influencia es positiva. La radiónica presenta la ventaja de que podemos comprobar de forma inmediata si la vibración de un determinado objeto (estructura) aporta armonía o desarmonía en aquello para lo que pretendemos usarlo. Esto es así tanto con elementos geométricos como con estructuras contenidas en líquidas, suplementos, sonidos o colores.
En radiónica se pueden aplicar con facilidad remedios muy diversos y testar su viabilidad observando si aumenta o disminuye la energía vital del sujeto con el que se trabaja. Esto presenta enormes ventajas porque permite conocer con rapidez si lo que pretendemos emplear como terapia resulta positivo o una simple pérdida de tiempo. De esta manera nos aseguramos de utilizar sólo lo que se requiera en cada individuo particular, en cada momento dado, acelerando la consecución de efectos positivos observables.
La experimentación radiónica tiene muchas vertientes que cada persona emplea según sus necesidades. Utilizar un buen dispositivo radiónico es sencillo. Es un elemento de desarrollo personal con múltiples aplicaciones que merece formar parte de su “caja de herramientas” para enfrentarse a los retos de la vida.
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