Se puede programar una relación afectiva satisfactoria
Desde pequeños hemos sido influenciados por historias de amor con finales felices. Estos relatos edulcorados, generalmente amplificados y muy difundidos por múltiples medios, nos muestran las relaciones idílicas de personas que se complementan a la perfección, que encuentran a la persona perfecta en todos los sentidos y que viven así para siempre jamás.
La realidad no se corresponde con la fantasía, por la sencilla razón de que hay múltiples variables envueltas en las relaciones de pareja, con intereses que van variando en las distintas etapas de la vida. ¿Quiere decir esto que no podamos disfrutar de relaciones interpersonales satisfactorias y profundas, que colmen nuestras necesidades en un momento dado? Por supuesto que podemos aspirar a ellas y también conseguirlas.
Lo importante es que tengamos claro lo que necesitamos por un lado y lo que buscamos por otro, de forma que podamos acertar con más facilidad. Muchas personas no son conscientes de lo que necesitan, por lo que terminan buscando una pareja que no se adecua a lo que de verdad precisan para sentirse satisfechas y felices.
Por otra parte, determinadas características de personalidad, que pueden resultarnos muy atractivas, suelen llevar aparejadas otras particularidades que no estamos en disposición de soportar de ninguna manera. Pretender que todo lo que deseamos pueda estar contenido en la persona que esperamos que aparezca en nuestra vida, sin ninguna peculiaridad que nos parezca poco deseable, es prácticamente imposible de hallar, sobre todo cuanto más compleja se vuelve nuestra personalidad con la experiencia y los años.
Además, los requerimientos implican también contrapartidas. Muchas personas piensan que merecen tener a personas “perfectas” a su lado sin ofrecer la misma calidad humana o de otra índole que ellos demandan.
Antes de programar mental o radiónicamente un objetivo afectivo a conseguir tenemos que considerar los diferentes aspectos envueltos en una relación, las necesidades a satisfacer que valoramos como esenciales y lo que estamos en disposición de aportar a la otra persona. Potenciar nuestras características positivas o adquirir nuevas capacidades de interés para los demás es una buena estrategia a seguir como punto de partida. Analizar los diferentes aspectos a considerar en las relaciones humanas nos llevará a conseguir lo que queremos con mayor facilidad y rapidez, actuando específicamente sobre las áreas que nos permitirán cosechar los resultados deseados.
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