Serendipia y radiónica
Es un término extraño. No es muy usado, pero merece la pena conocer su significado. Una serendipia es un hallazgo, descubrimiento o solución afortunados. Algo de valor que no se espera y que se produce de forma accidental, casual o sin aparente motivo, generalmente cuando se busca una cosa diferente. También se asocia el término a caminos inesperados que suceden cuando se considera que hay que llegar a una solución de forma determinada.
El científico Niels Bohr, había dedicado mucho tiempo a trabajar sobre la configuración de la estructura atómica. Un día tuvo un sueño en el que vio con detalle un modelo para esa configuración. Cuando despertó lo dibujó rápidamente en un papel. Más tarde pudo comprobar que su anotación contenía la estructura del átomo que tanto había buscado.
Otro caso interesante fue el del Dr. Alexander Fleming. Mientras analizaba un cultivo de bacterias, una de las placas se contaminó casualmente con un hongo. Se dio cuenta de que alrededor de ese hongo no se desarrollaban las bacterias, por lo que imaginó que algo acababa con ellas. Aunque él no terminó de aislarla, ese incidente dio lugar al importantísimo descubrimiento de la penicilina.
¿Qué tiene que ver esto con la radiónica? Ya hemos hablado en más de una ocasión sobre lo que la teoría radiónica considera como “soluciones complejas”. Cuando programamos con radiónica la resolución de una situación que nos parece complicada, generalmente hay movimientos. A veces, los movimientos no parecen tener relación con lo que buscamos, pero cuando el tiempo pasa, observamos que el desenlace se produce de manera satisfactoria de una manera que ni siquiera hubiésemos imaginado.
La teoría radiónica postula que estamos en conexión con una matrix humana que se interrelaciona también con otros sistemas englobando todo lo existente. La radiónica es una manera de enlazar estructuralmente con aquello que necesitamos o con la configuración de la realidad a la que queremos optar. Lo mejor de todo, es que a través de la placa adherente de un buen equipo radiónico podemos establecer configuraciones numéricas que nos conecten adecuadamente con lo que buscamos.
Al programar un objetivo de forma global, comenzamos una andadura en la dirección deseada. A partir de ese momento debemos mantener la expectación para atender a los cambios que se producen y adaptar lo programado a esos cambios de forma más particular. Cuando comience a operar un asunto con su instrumento radiónico, mantenga su mente alerta. Preste atención a los diversos derroteros que surjan y modifique lo que haya establecido como medio para llegar al fin. Es posible que aparezcan opciones que sean más rápidas o más factibles de conducirle al objetivo marcado. Si es el caso, céntrese en esas opciones y asegúrese de trabajarlas con su dispositivo. Seguramente llegará antes a la meta marcada.
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