Terapia alternativa Radiónica, los comienzos de una metodología sorprendente
La Radiónica como terapia fue iniciada por el brillante doctor Albert Abrams. Este hombre que había estudiado medicina tanto en los Estados Unidos como en Alemania, desarrolló distintos dispositivos para equilibrar el organismo a nivel bioenergético. Los resultados obtenidos con estos dispositivos fueron tan notables que miles de médicos empezaron a utilizarlos en sus consultas particulares en las primeras décadas del siglo XX. No obstante, la comunidad científica de su época acusó al Dr. Abrams de charlatanería. A pesar de que muchos profesionales de la medicina respaldaron a Abrams con múltiples evidencias de que sus dispositivos obtenían resultados sorprendentes, Abrams fue acusado de fraude y vilipendiado. Sus detractores decían que no podía dar una explicación aceptable, para la ciencia convencional, de la interacción que producían los dispositivos radiónicos en los procesos de recuperación de diferentes dolencias.
Los conceptos de ratios radiónicos y su funcionamiento fueron malinterpretados deliberadamente por sus detractores. También lo fueron las explicaciones de Abrams en relación a la corrección de idénticos desequilibrios vibratorios que coincidían en el desarrollo de enfermedades muy dispares, dependiendo de los diferentes organismos. El Dr. Abrams aclaraba que, la misma alteración energética, podía producir distintas patologías dependiendo de las características genéticas de los distintos individuos.
A pesar de que Abrams nunca dijo que sus aparatos sirvieran para analizar a nivel físico diferentes sustancias, se utilizó a un ex colaborador para tratar de averiguar el contenido de distintos líquidos con los aparatos de Abrams. Dado que no era posible hacerlo, se dijo que las prueban mostraron la ineficacia de estos aparatos.
Todos los intentos por desacreditar al Dr. Abrams no lograron evidenciar ningún testimonio en su contra que pudiera llevarlo a un juicio. Más de 3.000 profesionales siguieron utilizando los dispositivos del Dr. Abrams durante décadas. Otros investigadores también continuaron las líneas de trabajo del Dr. Abrams y siguieron desarrollando su extenso potencial hasta la actualidad.
La radiónica, como decía el propio Abrams, no pretende “curar enfermedades”. Busca la recuperación de la correcta funcionalidad energética del organismo en su conjunto o de sus diferentes partes por separado. Actuando a nivel vibratorio (el sustrato energético de cualquier organismo vivo) se facilita restaurar el necesario equilibrio vital que corrige desórdenes y facilita la normalidad física.
Hipócrates, considerado como el “padre de la medicina moderna”, ya dijo que “no hay enfermedades sino enfermos”. Esta frase implica que un organismo que funciona adecuadamente no desarrolla enfermedades y que puede recuperarse de las mismas si restablece su adecuado equilibrio. No hay nada mágico en la radiónica, al igual que tampoco hay nada mágico en otras terapias efectivas como la naturopatía, la acupuntura, la quiropráctica, la osteopatía, la terapia del color, el reiki o la homeopatía. La ventaja de la radiónica radica en que puede utilizarse por sí sola o como complemento a cualquier técnica terapéutica como las mencionadas, incluyendo los tratamientos médicos convencionales.
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