Tiempo de soltar, tiempo de crecer
Cualquier momento del año es bueno para desprendernos de aquello que no necesitamos. No obstante, muchas personas acostumbran a emplear el final del periodo anual o el comienzo de un nuevo año para practicar el acto de soltar, sea a nivel físico o mental.
Acumular no tiene sentido si no vamos a utilizar lo que guardamos. Si nos empeñamos en incrementar nuestra “mochila mental o energética” llegará un momento en que no podamos movernos con ella y nos quedaremos parados.
Nuestro hogar físico es una muestra de nuestra mente. Hacer limpiezas periódicas del espacio que nos rodea, nos ayuda a aclarar nuestra mente y permitir que nuevas ideas, nuevos proyectos y nuevas metas puedan fructificar.
Lo que ya no es útil para nosotros, lo pasado, lo que nos hizo daño puede anclarnos en un puerto de la vida en el que ya no nos apetece estar. Para navegar por la existencia necesitamos que nuestro “barco” sea ligero y esté equipado con lo necesario para el siguiente destino.
Cuando tomamos consciencia de la necesidad de soltar comenzamos a desprendernos de lo que ya no es preciso y de lo que no tiene sentido mantener. Iniciamos una andadura que nos dirigirá a vivencias renovadas y experiencias que pueden hacernos crecer como personas.
Dar cabida a nuevas posibilidades, nos ayuda a materializar objetivos y metas que consideramos imposibles cuando el peso de nuestra historia personal nos impide iniciar caminos que nos gustaría recorrer.
La radiónica puede representar una herramienta nueva y poderosa para estimularnos, para fijar nuestros sueños, para establecer parámetros y para focalizarnos en lo que queremos conseguir. También para limpiar nuestro pasado, mejorar nuestro presente y acercarnos a nuestro futuro mejorado. Sólo se requiere interés, curiosidad y deseo por experimentar nuevas posibilidades. Comprobar todo lo que puede hacer en su caso particular es muy sencillo. ¿Por qué no intentarlo?
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