Un método sencillo para mantener su bienestar
Muchas veces no prestamos atención a lo bien que se está cuando disfrutamos de salud hasta que padecemos una enfermedad. En los momentos malos es cuando reparamos en apreciar el bienestar físico. Y es que es muy difícil disfrutar de las cosas buenas de la vida si no mantenemos un organismo sano.
Por otra parte, perseguir exclusivamente la perfección física puede llevar a trastornos como la “vigorexia”, donde la persona afectada llega a obsesionarse con un estado corporal donde se desarrolle la musculatura, se elimine la grasa hasta niveles difíciles de mantener, se dediquen innumerables horas al gimnasio, exista una alimentación con abundancia de proteínas y suplementos y hasta llegue a consumirse sustancias peligrosas que mejoren el rendimiento. También nos encontramos con la “ortorexia” que implica la existencia de una obsesión que llega a ser patológica por alimentarse exclusivamente con alimentos muy escogidos, considerados como sanos. Se dice que las personas con ortorexia “cambian un menú especial por una vida equilibrada”.
Por supuesto no hay nada malo en buscar un buen desarrollo muscular o seguir una alimentación cuidada. Como en casi todas las cosas, siempre que no exista dependencia o alteración marcada de la conducta, no es necesario alarmarse. Además, ya hemos comentado la importancia de tomar conciencia tanto de la alimentación como de la actividad física racional para mantenernos en buen estado físico y mental.
Un método sencillo y poco extendido para prevenir patologías de las vías respiratorias es la irrigación nasal. Generalmente consiste en utilizar un pequeño recipiente (habitualmente se usa una “lota”, que es una especie de regadera de reducido tamaño, terminada en punta) con el que se vierte agua con sal sobre uno de los agujeros de la nariz, de manera que el líquido llegue a salir por el otro, con la cabeza inclinada sobre el lavabo para realizar este sencillo enjuague. Se repite varias veces con el objetivo de limpiar los senos nasales y paranasales.
Lo interesante es que un estudio reciente parece indicar que las personas que emplean habitualmente la irrigación nasal muestran una tasa menor de problemas provocados por resfriados. Incluso bastantes menos probabilidades de ser hospitalizadas por coronavirus que la media. Para este tipo de práctica, no sólo se suele emplear agua con sal, sino también povidona yodada o peróxido de hidrógeno. Si opta por la solución salina, es recomendable utilizar agua hervida (o destilada y hervida) para evitar protozoos y bacterias que pueden estar contenidas en el agua del grifo. Estos microorganismos no son causa de problema cuando se bebe el agua, pero sí pueden causar problemas al pasar por los senos nasales.
Si la idea de utilizar la irrigación nasal le parece de interés, puede conocer más detalles de la misma y sus diferentes opciones en páginas de confiables de Internet o consultando a su médico integrativo.
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