Una vitamina esencial para mantener su sistema inmunológico en perfecto estado
El Sol es esencial para la vida en nuestro planeta. Eso ya lo sabemos todos. Sin embargo, a veces olvidamos que, para mantener una buena salud, los seres humanos debemos exponernos a la luz del sol y sus rayos benéficos de forma periódica. Una de las razones fundamentales tiene que ver con una vitamina esencial que sintetizamos a través de nuestra piel gracias a los rayos UVB del sol. Hablamos de la vitamina D.
¿Por qué es tan importante? Sobre todo porque influye directamente sobre el sistema inmunitario que nos protege de los patógenos de todo tipo, pero además, porque favorece la absorción del calcio en el intestino y participa en gran número de procesos biológicos imprescindibles. Cuando hay deficiencia de esta vitamina, los huesos sufren, así como los músculos y los dientes. La osteoporosis se hace más patente y puede haber infecciones del aparato respiratorio, alergias y problemas cardiovasculares. Incluso se relaciona su escasez con obesidad, diabetes tipo 2, síndrome metabólico y hasta con una mayor incidencia de cáncer colorrectal.
Pero no sólo eso. La vitamina D regula una enzima que transforma el aminoácido triptófano en serotonina, un neurotransmisor que ayuda a regular el estado de ánimo. La vitamina D aumenta la capacidad de las neuronas para producir serotonina, que puede ser desde el doble hasta treinta veces superior.
Curiosamente incluso entre los países con un mayor número de horas de sol, en la actualidad los humanos solemos presentar déficit de esta vitamina fundamental. No nos exponemos lo suficiente al sol, sobre todo en las últimas semanas en las que una gran parte de la población del planeta ha estado, o continúa estando, recluida en su hogar. En primavera y verano suele bastar con tomar el sol en piernas, brazos y cara al menos durante 15 minutos, 3 veces por semana, en horas en las que el sol no caliente demasiado. En invierno el tiempo necesario suele ser incluso algo superior por la debilidad de los rayos solares. Las personas con pieles más oscuras pueden llegar a precisar entre cinco y diez veces más cantidad de exposición para lograr los mismos resultados.
Podemos obtener vitamina D también a través de la dieta. Los pescados azules como la anchoa aportan 11,8 microgramos cada 100 gramos. Los langostinos, 18 microgramos cada 100 gramos. El bonito, 23,8 microgramos cada 100 gramos. El arenque, 40 microgramos cada 100 gramos. Las angulas 110 microgramos por cada 100 gramos y los preparados de aceite de hígado de bacalao 210 microgramos cada 100 gramos.
Los operadores de radiónica experimentan con la vibración correspondiente a la vitamina D y otras vitaminas, aplicándolas a nivel energético, con resultados excelentes. Varias aplicaciones sobre un sujeto que presenta deficiencias, puede incidir de manera notable en su recuperación.
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