La Radiónica y los cuerpos sutiles del hombre
En radiónica siempre se hace hincapié en su acción a nivel vibratorio, que se considera previo a la materia y donde se almacenan códigos de información cuyo equilibrio resulta esencial para mantener el orden a nivel físico. En otras palabras, todo lo existente proviene de una vibración o energía que precede a la materia, sea esta orgánica o inorgánica. El ser humano también es energía en última esencia y esa energía puede ser alterada tanto en sentido positivo como negativo.
Algunos teóricos hablan de siete niveles energéticos en el organismo humano. Otros consideran que existen algunos más, pero en general todos coinciden en unas divisiones esenciales:
- El cuerpo físico
- La energía correspondiente al cuerpo etérico, bioplasmático o electromagnético
- El cuerpo emocional o astral
- El cuerpo mental
Los cuerpos o envolturas etéricas, emocionales y mentales envuelven al cuerpo físico como si fuesen las conocidas muñecas rusas, en las que unas contienen a las otras. También se puede considerar el ejemplo de las capas de cebolla para hacernos una idea de su morfología y colocación. Nuestra mente influye en estos campos concéntricos de energía que nos rodean desde dentro hacia fuera. Pero también ocurre lo contrario. Las influencias pueden llegarnos desde fuera hacia dentro.
Dicho esto, es de todos conocido la influencia del propio pensamiento en nuestra salud y bienestar. Los pensamientos y actitudes positivas generan campos vibratorios que nos benefician tanto a nivel físico como energético. Los pensamientos y actitudes negativas debilitan el cuerpo físico y los campos energéticos que le rodean. Decimos que los pensamientos son un tipo de campos de información intrínseca que poseen una codificación capaz de realizar cambios medibles y observables en función de su calidad y estructura.
Por otra parte, los pensamientos de otras personas o grupos de personas a nuestro alrededor también influyen positivamente en nuestros campos energéticos y en última instancia sobre nuestro cuerpo físico. En presencia de grupos de meditación, individuos espirituales o personas armónicas y altruistas, aún sin mediar palabras, nos sentimos más tranquilos y con mejor estado de ánimo. Si por el contrario nos exponemos a grupos de personas desestructuradas, violentas o negativas es fácil observar cómo nos sentimos alterados, incómodos o incluso con malestar incluso aunque no hablemos con ellas.
Los lugares de oración y recogimiento, sin importar la confesión religiosa de la que hablemos suelen ser lugares donde se percibe una atmósfera agradable para el ser humano. Sin embargo los lugares donde ha habido dolor y sufrimiento permanecen con una vibración negativa claramente perceptible incluso muchos años después que haya cesado la actividad causante de ese dolor. Esto es algo que se puede constatar fácilmente cuando se visitan los antiguos campos de concentración nazis donde la gente era maltratada y torturada.
Muchas personas especialmente sensibles perciben cuando otros individuos proyectan sobre ellas negatividad o las llamadas “malas vibraciones”. Esto no siempre es de forma deliberada, pero en cualquier caso sí puede resultar perturbador o como mínimo molesto. Es una forma de contaminación electromagnética similar a la existente en lugares o zonas que son energéticamente perjudiciales para los seres humanos. A veces esta energía puede ser medida por sencillos instrumentos convencionales y otras resulta tan sutil que sólo se percibe por aparatos sofisticados o personas muy sensibles (el caso de las redes magnéticas terrestres Curry o Hartmann). En cualquier caso su influencia puede ser muy negativa.
Los dispositivos radiónicos pueden ser muy útiles en el trabajo con vibraciones negativas de cualquier tipo porque precisamente la acción principal de la radiónica se circunscribe a los niveles sutiles. La Radiónica restaura el equilibrio energético y proporciona una barrera eficaz contra este tipo de intrusiones. Muchas de las dolencias físicas o alteraciones emocionales quedan eliminadas cuando se restablece la armonía de los campos sutiles afectados. A veces resulta muy llamativo la rapidez con la que se producen cambios positivos y cómo las personas afectadas se ven libres de sus alteraciones con la restauración del equilibrio vibratorio. Es interesante señalar aquí que con la radiónica y sus dispositivos se puede trabajar eficazmente y de forma sencilla con las personas y los lugares, proporcionando a estos últimos una agradable armonía perceptible. Muchos usuarios utilizan sus dispositivos para mejorar la calidez y armonía de sus hogares y también de sus negocios, redundando tanto en beneficios tanto físicos como incluso económicos en estos últimos.
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