Lo que nos enseñan las plantas sobre las conexiones vibratorias
Uno de los postulados de la radiónica es que todos estamos conectados y que, a través de esa conexión invisible, es posible recibir información y también emitir información. Los llamados “Campos de Datos Intrínsecos” (CDI) funcionan de tal manera que podemos percibirlos, medirlos y graduarlos a través de los equipos radiónicos.
En un famoso libro llamado “La vida secreta de las plantas”, se cuentan múltiples experimentos con plantas y sus reacciones. Lo más llamativo es que muchos de estos experimentos se realizaban a distancia. En uno de ellos, un investigador que había trabajado realizando estudios para la CIA sobre dispositivos como la máquina de la verdad, el profesor Backster, mostró que las plantas podían leer el pensamiento y distinguir cuando una persona mentía o se le sometía a estrés con una exactitud asombrosa. Aunque estuviesen a centenares de metros de distancia en instalaciones especialmente cerradas a las ondas electromagnéticas. También reaccionaban a las amenazas, las palabras amables o cualquier alteración emocional que impactara sobre la persona propietaria de la planta.
Esa interesante conexión energética es la que se utiliza en radiónica para poder experimentar y realizar trabajos relacionados con terapia, mejora personal, consecución de metas o mejora de las relaciones personales. Es posible descubrir los parámetros relacionados con el equilibrio energético de un ser vivo y también observar cuando hay desarmonía en ese equilibrio. El objetivo armonizador de la radiónica persigue restituir la condición energética más adecuada para el desarrollo humano y su abanico de acciones sobra la realidad que nos rodea. Las posibilidades son enormes.
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